El último lugar, se prueba el jamón. El sabor tiene que ser delicado, con un equilibrio perfecto entre dulce y salado. El sabor dulce viene de la grasa que tiene infiltrada la pieza, mientras que el sabor salado se debe a la que se ha utilizado durante el proceso de curación.
- El jamón ibérico de bellota, proveniente de cerdos alimentados con una dieta rica en bellotas, suele presentar una dulzura delicada y agradable.
- El jamón ibérico se caracteriza por su sabor profundo e intenso. Al probarlo, sentirás una explosión de sabores en el paladar, con una presencia marcada y persistente.
- El jamón ibérico tiene un contenido de sal equilibrado que realza sus sabores. Al catarlo, notarás una presencia de sal que se combina armoniosamente con los demás sabores, sin resultar abrumadora.
- Un buen jamón ibérico debe dejar una sensación duradera en el paladar, conocida como «retrogusto». Esta persistencia en el sabor es indicativa de la calidad y la complejidad del jamón.
El jamón ibérico es uno de los productos que contienen el sabor UMAMI de manera natural. Se trata de ese «quinto sabor» capaz de aumentar la salivación y provocar una sensación de estar comiendo algo delicioso y, es que, literalmente significa «sabor sabroso».