La infiltración de grasa se produce cuando pequeñas cantidades de grasa se depositan entre las fibras musculares de la carne del cerdo, lo que da lugar a una carne más jugosa, tierna y sabrosa. En el caso del cerdo ibérico, esta infiltración se produce de manera natural gracias a la alimentación y el ejercicio físico que recibe el animal durante su vida.
La alimentación del cerdo ibérico es un aspecto clave en la infiltración de grasa. Estos animales se alimentan principalmente de bellotas, hierbas y otros recursos naturales de la dehesa que les proporcionan un alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, como el ácido oleico. Este tipo de ácido graso es el responsable de la textura untuosa y jugosa de la carne, y además es beneficioso para la salud, ya que ayuda a reducir el colesterol LDL (o “malo”) y aumenta el HDL (o “bueno”).
Otro factor que influye en la infiltración de grasa es el ejercicio físico que realiza el animal. El cerdo ibérico pasa gran parte de su vida en libertad en dehesas y montes, lo que le permite ejercitarse y desarrollar su musculatura de manera natural. Este ejercicio ayuda a que la grasa se distribuya de manera homogénea por el cuerpo del animal, lo que contribuye a una infiltración más uniforme en la carne.
La pureza de la raza también influye significativamente. Los cerdos ibéricos 100% puros tienen menos veteado y la carne es mucho más roja. pues la grasa está más repartida entre la carne, lo que quiere decir que a simple vista no se aprecia la cantidad de grasa que hay. En estas finas líneas blancas es donde se concentran los ácidos oleicos, los principales causantes del olor y el sabor característico de los productos curados del cerdo.
Los cerdos de raza Duroc y los cerdos 50% raza ibérica presentan una carne más veteada, dado que la grasa se estructura de esta manera, sin embargo, esto no quiere decir que tengan más grasa intramuscular que un cerdo ibérico puro.